Carlos Moyá, ex-capitán del equipo nacional de Copa Davis y campeón de Roland Garros 1998 confesó esta semana que en Copa Davis,
la influencia que el capitán puede tener es prácticamente nula, recayendo el peso del éxito en un 90% en la calidad de los jugadores convocados: "si tú encuentras por la calle a un tío que traiga a Rafa y a Ferrer, es más válido que el tío que más sepa de tenis en el mundo...
Yo creo que el jugador es el 90 o 95 por ciento. Si el capitán logra convencer a sus jugadores, puedes poner a alguien ahí que no tenga ni idea de tenis".
Moyá vivió en la temporada 2014 un duro revés como seleccionador del equipo nacional de Copa Davis tras contemplar cómo el equipo descendía a segunda división después de permanecer casi 20 años en lo más alto con cinco trofeos conquistados en ese periodo. Moyá no pudo contar con hasta nueve jugadores por lo que supuso un verdadero reto afrontar la competición conformando un equipo de segundo nivel.
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Yo no tenía ningún peso para decirles a los jugadores que vinieran. Lo que no pensaba es que pudieran darse las bajas masivas que hubo, sobre todo en esta eliminatoria. Ahí te das cuenta que la Copa Davis no es lo que yo pensaba que suponía para los jugadores. Lo que me sorprende es eso, no tanto Ferrer, Rafa o Feliciano que son jugadores que la han ganado muchas veces, sino jugadores que no han tenido la oportunidad de jugar la Davis muchas veces o ni la han jugado. No es culpa de ellos, es culpa mía.
Cuando fallan tantos es un problema de la competición".
Por último,
Moyá también realizó algunas declaraciones sobre su relación con la nueva capitana de Copa Davis, Gala León: "estuvo muy receptiva, en su sitio, sin involucrarse mucho en las decisiones porque el capitán era yo y ella era la directora deportiva... estaba de apoyo. Le sirvió para conocer un poco el funcionamiento de la Copa Davis y a los jugadores que estaban allí.
Y eso es una experiencia que ha vivido, es mejor eso que nada".
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