Sin duda alguna, el balear Rafa Nadal jugó implacable en la jornada de los octavos del Masters 1000 de Roma contra el estadounidense John Isner, un rival simpre correoso para el mallorquín. Pero ayer en Roma todo salió a "pedir de boca" gracias al juego sin fisuras desarrollado por Nadal, un tipo de juego que le hemos visto desarrollar en múltiples ocasiones.
Sin embargo y para el partido que nos ocupa, basta acudir a la tabla de estadísticas para encontrar un dato cuanto menos asombroso: Nadal no cometió ningún error no forzado con la bola en juego. Dato anecdótico pero sin duda histórico, sobre todo por la dificultad que entraña desempeñar tal tarea y más aún cuando la hazaña se consigue contra un rival de primer nivel como lo es el estadounidense.
Partido a partido, Nadal continúa confirmando que cada vez está más cerca de su ansiado objetivo, jugar a su mejor nivel durante el máximo tiempo posible, buscando la consistencia que siempre le caracterizó para de esa forma poder ser competitivo contra todos.