"Aunque yo soy el número uno, Federer y Nadal aún son más populares que yo debido a su éxito a largo plazo. En cualquier caso, no tengo nada en contra de nadie por ese motivo, más bien al revés porque me permite crecer de forma diferente, sin padecer cierto tipo de presión".
"Yo no diría que no soy lo suficientemente respetado en el extranjero. No suelo fijarme en las críticas aunque soy consciente de que es parte importante del proceso ya que te dan una perspectiva diferente. En ocasiones he lanzado mi raqueta y he dicho palabras mal sonantes en la pista pero no me siento orgulloso de ello. Inclusive mis entrenadores me han comentado que en ocasiones es preferible dejar todo fuera que guardarte la ira, ya que si la mantienes embotellada podrías llegar a consumirla a largo plazo".